jueves, 3 de septiembre de 2020

El explorador y la araña

 Se había sentado sobre una pequeña roca para preparar una hoguera. Había recogido el material necesario y no necesitaba moverse ni un centímetro de su improvisado asiento para encender el fuego que le permitiría seguir buscando por el Bosque.

   En el momento justo de inclinarse hacia la hoguera para prenderle fuego, advierte que una gigantesca tarántula descansa inmóvil sobre otra roca, no demasiado lejos de él y la hoguera que acababa de encender, pero a la distancia suficiente para no sentirse amenazado. Por unos instantes, más embelesado que asustado por la criatura que, sospechaba él, no había dejado de observarle, a él, el observador, el explorador..., se olvida de todo cuanto le rodea y acepta, sin darse cuenta, la invitación al sueño que le hace el calor de la hoguera.

  Agradecido por el regalo del descanso, se sobresalta cuando vuelve a cruzar su mirada con la del artrópodo, ahora desplazado algunos metros hasta haberse colocado más cerca de él. Pero en el tiempo que duró su propio pestañeo de ojos, la amenaza había desaparecido tan rápido como para terminar pensando que había sido una ilusión.

   Perdido como estaba en medio del Bosque, el buscador empieza a hacerse preguntas acerca de lo que acaba de vivir junto a la araña y concluye que no existen conocimientos para explicar la trayectoria que han dibujado las patas del animal en su retirada, ni teorías que calculen la probabilidad de una posible mordedura. Se encuentra ante cuestiones fáciles de elaborar pero que sólo el lenguaje irracional del Misterio puede contestar. 

 Finalmente, acierta a pensar que los acontecimientos aparecen formando una caprichosa sucesión aparentemente conexa, igual que la cadena de sus propios pensamientos, que ninguna ciencia puede conectar. Se confiesa un testigo más del Misterio que le rodea, al igual que la araña y millones de criaturas más. Descubre que su corazón palpita al mismo ritmo que los animales del Bosque y que empieza a respirar los mismos sueños que los árboles que le rodean antes de caer dormido en uno tan profundo y reparador que le permitirá despertarse para seguir explorando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario